VAIVÉN LABORAL
Las tentaciones reaparecen en la vida laboral. Éstas probarán la calidad interior de las personas, principalmente, su calidad moral.
A inicios del sexenio pasado, México entró en una estabilidad pasmosa, en un estancamiento implosivo, casi en una quiebra silenciosa. A pesar de lo anterior, bajo el amparo de los altos precios del petróleo, la conveniente liberación de flujo de efectivo para inclinar la mano de los votantes en pro de un partido político en las elecciones del 2006, las exportaciones crecientes y otros factores fortuitos o irrepetibles, en el año que culminó recientemente, la economía mexicana creció poco más del 4.5%.
Esto generó en ese mismo año 900 mil nuevos puestos de trabajo. Y si bien, no son suficientes a las necesidades del país, representan un alza considerable comparada con años pasados. (80% de incremento)
Aunque con lo anterior no se puede cantar victoria, dado que los últimos estudios de expertos en economía laboral señalan que el tiempo de espera de un ejecutivo calificado para encontrar empleo pasó de 12 a 22 meses, estos progresos en las condiciones de mercado comienzan a devolverle cierto poder a algunos empleados ya que podrán tener más opciones en cuanto a su futuro laboral.
Últimamente, al publicar una vacante el ingreso de concursantes al puesto ha decaído y en algunas áreas ya no se reciben cientos de currículos como hace pocos meses. Esto obligará a las empresas a valorar mejor a sus empleados, y dejar de refugiarse en la mala situación económica del país, para aprovecharse de éstos, exigiendo los más altos desempeños con el menor sueldo posible, violentando en ocasiones, incluso, sus derechos laborales.
Una mejoría en la economía del país debería ubicar a empleados y empleadores en una posición más justa en donde el nombre del juego deba ser ganar – ganar. Lamentablemente no sucede así.
De la misma forma en que las empresas se han excedido en las prerrogativas que han solicitado a quienes les ofrecen un puesto vacante, así los empleados que rogaron por una oportunidad y que aceptaron o forzaron condiciones distintas a las deseadas con tal de conseguir trabajo, están abandonando sus posiciones sin la menor consideración para con sus empleadores.
Sin embargo, cada opción, cada seducción que se presenta, independientemente del rol que se desempeñe (empleado o empleador) es una oportunidad que pone a prueba lo que habita en nuestro interior.
Nada hay que justifique, ni siquiera la crisis del mercado o la facilidad para conseguir personal, para que se explote o maltrate a un empleado, para abusar de su tiempo libre, dirigirse a éste con violencia, desprecio o negligencia ante sus necesidades, utilizar la ironía o el sarcasmo en el trato. Pero tampoco hay algo que explique, ni siquiera una oportunidad maravillosa, para que un colaborador utilice recursos de la empresa para su uso personal, no se ajuste a sus políticas, no cumpla con las metas trazadas, rompa los códigos de ética o abandone su puesto de la noche a la mañana.
El prestigio que tenemos de nosotros mismos no se crea por generación espontánea. Se gesta a través de las decisiones que tomamos cada día y según la forma en que resolvemos hacer lo moralmente correcto, independientemente de las tentaciones o las circunstancias que se nos presentan o enfrentamos.
Habremos de tener cuidado. La vida siempre ofrece la posibilidad de sentarse en cualquiera de los dos lados de un escritorio. De las 44.4 millones de personas que integran la población económicamente activa aproximadamente 18 millones tienen un empleo precario o trabajan en la economía informal. La cifra de desempleados se sitúa en casi 2 millones de personas. El precio del petróleo baja aceleradamente. Las remesas disminuirán en la medida en que las mujeres se sigan integrando al grupo de migrantes. El mercado global se enrarece con monopolios universales y poderes manipulados, Estados Unidos inicia un proceso de desaceleración y la inflación en México regresa.
Hacer aquello que concilie nuestros intereses con el bienestar de los demás sería nuestro sustento para no sucumbir ante los factores externos, y además, para sostener nuestra existencia ética, con la frente en alto, ante nosotros mismos.
grios@assesor.com.mx [if !supportLineBreakNewLine] [endif]