LA MARCHA DE LA CIEN PUERTAS
Ayer se publicó en este periódico una carta abierta de David Treviño, en la que con muy buena intención ofrece consejos a quienes están desempleados.
El texto dice así: “Mis recomendaciones para los desempleados son: No te quedes en casa, avisa a familiares y amigos que estas sin trabajo, visita amigos y ex patrones, pide y escucha consejos, intenta auto-emplearte. Baja tus pretensiones, acepta cualquier trabajo para mantenerte ocupado, recuerda que el miedo no es buen consejero, mentalízate que está puede ser tu gran oportunidad, recuerda que mañana te vas a reír. No pidas dinero, pide trabajo y no te escondas, encara tus problemas”
David tiene razón en lo que dice, solo me gustaría hacer algunas acotaciones que considero importantes.
La gente que se queda sin empleo tiende a aislarse y dejarse abrumar por el miedo. La sensación de vacío, de inseguridad, la autoestima que se desajusta en estos momentos de prueba, provoca una sensación de debilidad que impulsa a guardarse en casa, a evadir el tema, a no tratarlo abiertamente con los demás. No se trata de llorar lo sucedido en público, ni de dar lástima ante los otros, porque la gente rehúye a quienes tienen problemas y el resultado sería contraproducente, pero sí de tomar en cuenta que lo sucedido, en la mayoría de las veces no es un asunto personal.
Los despidos se dan con frecuencia y no necesariamente por causas imputables a un trabajador. El por qué tocó el reajuste a uno y no otro no siempre tiene algo que ver con la persona misma. Los motivos por el que se prescinde de alguien son muy variados. Muchas veces se despiden a las cabezas porque con el sueldo de uno, se sostiene el trabajo de 4 o 5 que son los que hacen la talacha. A veces, porque las nuevas dimensiones de la empresa no permite generales, sino soldados. Por el contrario, puede darse caso de que se despidan a los que ocupan los puestos más bajos en el nivel jerárquico de la Organización, porque son más fáciles de sustituir que a los grandes estrategas.
Entrar en el terreno de la adivinanza de los posibles motivos de un despido solo conlleva dolor y nunca una respuesta que pueda estar basada en la realidad, salvo que claramente se hayan expuesto éstos en la entrevista de salida.
Por la cabeza de muchos ronda el “si hubiese” y la flagelación que se produce es estéril pensando que si se hubiese sido más colaborador o más cauto, menos directo o más diplomático, más participativo o con perfil más bajo, más sociable o… las cosas hubieran cambiado. La verdad es que toda la gente posee cualidades y defectos y muchas veces es asombroso ver cómo se prescinde de algunos extraordinarios trabajadores, mientras que otros subsisten a pesar de sus escasas competencias.
La clave, como dice David, es realizar la marcha de las cien puertas. Tocar y tocar con todos los amigos, contactos, conocidos, familiares, no para rogar trabajo, sino para hacerles saber que se está disponible. Cuántos casos se dan de gente que no se atreve a ofrecerle un empleo o una sociedad a alguien pensando que “está muy ocupado”. Pero de nuevo la mesura debe estar presente. Tampoco es bien visto a quienes ponen en el título de su mensaje electrónico frases como: ¡desesperado!, ¡desempleado!, ¡ayuda!. Se debe estar seguro de las cualidades que se pueden poner al servicio de los otros y sobre éstas basar su promoción personal. Al final de cuentas somos eso, un producto a vender. Y nunca será lo mismo contratar a alguien que me va ayudar –a hacer crecer mi negocio, a tener más ventas, a poner orden- que contratar a alguien para ayudarlo. El trato y el tipo de relación que se establecería serían muy diferentes según cada escenario.
“La luz al final del túnel, respecto a la hecatombe financiera que enfrentamos, la veremos hasta el 2010”, dijo el doctor Luis Riveros en el panel de “Reflexión sobre la crisis financiera actual”, convocado por la UANL. Por eso debemos ser prudentes con nuestras acciones y nuestros gastos.
Lo único que yo agregaría a la lista de recomendaciones de David y que me parece muy importante a incluir es que, si se quiere permanecer con trabajo en el largo plazo, empleados y desempleados, todos, deben usar su tiempo para capacitarse.
grios@assesor.com.mx