¿De qué color es la alegría?
Maribel, una colega mía, pregunta en su facebook ¿de qué color es la alegría? Y de pronto una lluvia de comentarios se inscribe en su muro.
Azul y blanca, dicen algunos sin duda, y me pregunto ¿por qué de ese color?
Amarilla, piensan otros que se basan en el efecto del calor acogedor, del estímulo de la actividad mental, de la generación de energía, de la claridad.
Es color arcoíris según han señalado varios que no quieren comprometerse con una sola respuesta. Todos los colores, afirman, porque la alegría es todo lo que nos rodea y depende de los ojos que la vean.
Es del color de la patología de cada quién, leí que ponían los que no pueden desprenderse de su profesión para observar al mundo. Maribel completó que la alegría podría ser una falacia.
En definitiva es verde, dijo alguien más, asegurando que debe ser así porque es del color de la naturaleza y ésta representa la vida misma. Obviamente es rosa, complicó la discusión otra cibernauta. Transparente, como el agua cristalina que murmura por los ríos, apuró alguno y no faltó quién lo desmintiera porque dijo, cristalinas son las lágrimas de los que sufren.
Según Gustavo, la alegría es del color de una sonrisa. Del color del aire. Del color de la brisa marina. Del color del sexo. Del color del olor a malvaviscos asados. Si la alegría tuviera un color en particular, dijo, no la podríamos ver en cualquier lado. Yo pensé que para sus padres, el color de la alegría sería del mismo tono que el de su voz, cuando lo oyen expresarse de esta forma.
Para mí la alegría es personal y la veo del color de los ojos de mis hijos. Es en su brillo, en su expresión, en el amor que irradian, que me confirman que la alegría existe porque la gozo desde el primer día que ellos anidaron en mí.
Pero después de este divertido trueque de conceptos y sentimientos, muchos ahora sabemos que la alegría inicia en nuestra propia realidad, se contamina en la de los demás, toma así un nuevo significado y termina en el color resplandeciente del intercambio, de la multiplicidad y del respeto hacia las opiniones de los otros.
¡Feliz Año!
graciela.rios@publimetro.com.mx