PRO-ELECCIÓN Y NO PRO-ABORTO
¿Sabes cuánto pesa una gota de agua? 1 gramo. Lo mismo que pesa un óvulo de una mujer. ¿Sabes cuánto mide un óvulo femenino? Lo mismo que un cigoto (célula fecundada por un espermatozoide). Sí, 1 gramo pesa también el embrión de una célula fecundada a las 8 semanas de gestación.
A partir de este momento, el cigoto, que después será blastocito y luego se convertirá en embrión, tiene un tamaño aproximado de 6 a 8 milímetros. Al término de la octava semana podrá llegar a medir un centímetro y medio y, si no hay alguna falla, se convertirá en un feto con potencial de transformarse en una vida humana. A las 12 semanas de haberse concebido pesará lo mismo que una uva o una cereza (entre 9 y 14 gramos).
El cigoto tiene potencial de ser un humano adulto quien posee millones de células, pero aún no lo es, es solo una única célula. Así como una semilla tiene potencial de convertirse en árbol, todavía no lo es. El cigoto convertido en blastocito no cuenta con sustrato biológico para tener sensaciones, emociones, pensamientos o deseos. Por su parte, cuando el blastocito se convierte en embrión, aún carece de cerebro, corazón, extremidades y de todos los órganos fetales.
Será hasta la semana 32, que el cerebro controle la respiración y la temperatura corporal del feto.
En el proceso generativo humano hay fallas naturales. Según Walter Barbato, experto en educación médica, la mitad de los cigotos se eliminan naturalmente antes del atraso de la menstruación, sin que la mujer note que tuvo un cigoto, un blastocito o un embrión en su interior. Y de ese 50% que sí se fecunda, solamente la mitad se anida.
Sin embargo, cuando se trata el tema del aborto se habla de matar “bebés”, matar “personas” y como vimos, desde el punto de vista biológico, esto es falso. Se muestran imágenes de fetos sin aclarar que esos sobrepasan en mucho el tamaño de aquellos que están en las semanas en las que sí está permitido el aborto (12 máximo). Recordemos que un feto de 7 a 8 semanas de gestación no mide más de 5 a 8 milímetros.
Los libros de texto distorsionan la percepción de los lectores porque en ellos ponen, por cuestiones didácticas, fotografías en un tamaño aumentado de lo cigotos, blastocitos, embriones y fetos. De tal manera que las personas piensan que un embrión de 2, 4 o 5 semanas mide lo que mide la palma de una mano.
Pero lo anterior es solo para tener conocimientos más profundos sobre biología en un embarazo, sobre lo que la ciencia dicta. Sin duda, es independiente de lo que pensemos que es o no una célula fecundada o de lo que queramos creer que es o no el misterio de la concepción y del dar vida.
Tenemos derecho a pensar, creer, suponer, tener visiones correctas o erradas sobre cualquier tema, pero no tenemos derecho a imponer nuestras creencias sobre los demás.
Ni siquiera quienes están a favor de que las mujeres tengan el derecho a decidir sobre sus propios cuerpos, piensan que la vida de un feto no tenga valor. Perder un embrión o un feto es una tragedia.
En otras épocas, la mujer no tenía total derecho sobre su cuerpo una vez que se hubiera casado. El marido podía hacer lo que deseara con ellas al menos en el terreno sexual. Por eso es tan difícil para muchos entender que se acepte como delito, que el marido viole a su mujer. Es un error pensar que, por haberse casado con alguien, ella está renunciando al derecho a su propio cuerpo (Ferrater, Mora).
Lo mismo ahora, el haberse entregado a alguien voluntariamente o el haber sido objeto de placer contra su voluntad por alguien, no implica una renuncia sobre el derecho exclusivo que la mujer tiene sobre su cuerpo. ¿O el cuerpo solamente le pertenece a ella siempre y cuando no esté embarazada?
Aceptar o no el aborto de manera personal, deben ser elecciones legítimas y aceptables dentro del contexto de la tolerancia. Lo que no es tolerable es que se intente llevar a las mujeres a la cárcel, que se les criminalice y que se quiera decidir por ellas diciéndoles lo que deben o no hacer con su cuerpo, con el producto de su cuerpo o con su futuro.
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