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ES AL REVÉS


Que bien hacen las mujeres en unirse y gritar “el violador eres tú “. Porque así, tal cual, es como debe ser. El protagónico de un delito es aquel que mata, viola, acosa, roba, y no las personas que son víctimas de sus acciones.


Por fin hay un colectivo que reúne las voces para decir las cosas como son.


Hace años vi un comercial que me impresionó por lo equivocado del concepto que manejaba. Mostraba a un policía de tránsito montado en su motocicleta que se emparejaba a automóvil y moviendo la cabeza de un lado a otro en señal de desaprobación, le hacía señas a la dueña del auto para que bajara su bolsa, la que se encontraba sobre el asiento del copiloto, y la pusiera en el piso, fuera del alcance de la vista de algún posible ladrón.


Me preguntaba por qué se hacía responsable de un posible robo a quienes no escondieran sus cosas, en lugar de hacer un comercial de alguien mirando lo que no es suyo y un policía moviendo su cabeza diciéndolo que ni se le ocurra.


Nadie debería tomar lo que no le pertenece. Se les ha enseñado a los automovilistas que deben esconder sus pertenencias, poner seguros, subir ventanillas, transitar acompañados de alguien más, evitar las zonas con poco alumbrado, cuando lo que debería enseñarse es qué las personas aprendan a respetar lo que no es suyo, lo que no se han ganado por herencia o con el esfuerzo propio.


Lo mismo pasa ante una violación, abuso o acoso sexual. Se ha acusado a las mujeres de caminar en calles solitarias, de salir sin acompañante o cuando ha caído la luz del día, de usar ropa provocativa, de tener actitudes que pudieran interpretarse como coquetería. Pero no se ha señalado apropiadamente aquellos que, violando las normas éticas, morales y de conducta, usan a las mujeres como objeto de desahogo de sus instintos y se aprovechan de ellas..


Que, si los hombres ahora no pueden coquetearle a una mujer, que, si tienen miedo de ser señalados como acosadores, son de las excusas más infantiles que se repiten todos los días en todos los medios de comunicación masiva.


Si un hombre no entiende un no por respuesta, entonces que tenga todo el miedo que él quiera pero que frene su conducta. Si un hombre no distingue entre seducir y acosar a una mujer, pues entonces que deje de hacerlo, ni modo, será su ignorancia la que lo lleve no poder interactuar con el sexo femenino.


No debería importar si una casa no tiene rejas, vigilancia o alarmas. No debería interesarle a nadie que los demás caminen por las calles de manera libre portando sus bolsos, sus carteras, sus relojes, sus celulares, nadie tendría porque coger lo que no es suyo. Nadie tiene derecho a despojar a los demás del fruto de su esfuerzo.


La propiedad privada debe respetarse. Y la vida de las otras personas, también.


Ningún ciudadano debería portar armas para hacer valer el derecho que tiene de circular libremente, de poseer y gozar de sus bienes, de contar con seguridad en cualquier lugar público y privado.


Quienes cometen un delito son los padres que ejercen violencia hacia sus hijos, no los niños que, por su edad, cometen una travesura.


Quienes cometen un delito son aquellos que maltratan a sus parejas, ejerciendo violencia física, emocional, económica, psicológica, etc.


Quienes cometen un delito son los que despojan a los demás de sus pertenencias.


Quienes cometen un delito son los hombres que utilizan a las mujeres como un medio para satisfacer sus instintos sexuales, los que se aprovechan de su fuerza física para agredirlas. Los que las insultan, las golpean, las violan.


Quienes comenten un delito son los que privan de la vida a alguien más, no a quienes no pagaron rescate.


Por eso digo que es al revés, que es el gobierno el que tiene que concienciar para que cada uno asuma su responsabilidad, para identificar claramente al protagónico de un delito, para señalarlo, para castigarlo.


No somos los ciudadanos de bien los que tenemos que exigir o demandar acciones del gobierno. Es el gobierno el que debe quitar de sus filas aquellos corruptos, irresponsables, que no cumplen con su trabajo, que se venden aceptando solapar actos vandálicos o criminales.


No somos los ciudadanos de bien los que tenemos que cuidarnos, son los ciudadanos del mal los que deben abstenerse de hacernos daño.


Por eso el grito de tantas mujeres es tan apropiado “y la culpa no era mía, ni donde estaba, ni cómo vestía. El violador eres tú “


grios@assesor.com.mx

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